La modernidad en La Vega. Por: Eric Barbosa (La Vega-Cundinamarca)

El 19 de septiembre de 1954 el periódico El Tiempo de Bogotá presentó un pequeño apunte bajo el título: Moderno puente sobre el río Tabacal fue inaugurado hace poco. La noticia hacía referencia a la construcción del puente de la vereda La Cabaña en La Vega, Cundinamarca, el cual se justificó para “desembotellar ese importante sector agrícola del municipio”. Aunque el título parece algo rimbombante, sí muestra algo de la sensibilidad que, por las obras públicas, hubo en los años cincuenta durante el gobierno del General Gustavo Rojas Pinilla.

La nota no terminaba allí, pues también se reportó la reparación de la vía Facatativá-La Vega y la solemne inauguración del Teatro Astoria, el cual estaría dotado con modernos equipos cinematográficos. Se trataba de un paquete de construcciones, aperturas de caminos y medios de comunicación que La Vega empezaría a implementar para, entre otras cosas, unirse a las celebraciones del primer aniversario del Golpe de Estado que había protagonizado el recordado General; de hecho, poco después también se inauguró la carretera del hoy barrio La Juanita, que lleva por nombre “13 de junio”, en honor a la fecha en que Rojas ascendió al poder.

Mucha agua ha corrido desde entonces, pero en La Vega se sigue manifestando un interés -cada vez más renovado- por las construcciones. Sin embargo, existen diferencias sustanciales con los acontecimientos que reporto. De las “obras públicas” se pasó radicalmente a las edificaciones privadas. De las ideas de “desembotellar” el campo y promover la circulación de productos agrícolas, se pasó al desplazamiento de las familias campesinas a zonas cada vez más apartadas; ello sin una política sólida de vías terciarias para que saquen las cosechas que aun sobreviven. Y sobre la existencia de teatros, o sitios para el arte, la cultura y la socialización, bueno, tenemos la Casa cultural campesina -vaya paradoja-, que ya presenta grandes grietas y humedad, pese a los pocos años desde su inauguración.     

Actualmente, los dueños de capitales han ejercitado sus sentidos para estar al acecho de cualquier pedazo de tierra y montar allí edificios de vivienda que multipliquen sus inversiones. Parece obvio que se trata de un buen negocio, pues de un lote pueden salir cientos de apartamentos para la venta. Sin embargo, ello se ha hecho sin muchas consideraciones.

En un estudio realizado en el 2017 por Héctor Alfonso Flórez Triana -para optar al título de la Maestría en Desarrollo Rural de la Pontificia Universidad Javeriana-, se demostró que las tierras más fértiles -y aptas para diversos cultivos- se encuentran cercanas al casco urbano de La Vega en sectores como La Alianza, El Cural o la Vereda centro. No obstante, la tendencia allí es omitir el potencial agrícola y darle paso a la construcción de viviendas de veraneo. Ya poco se produce, y lo que se produce se hace muy lejos, lo cual encarece los productos por los gastos que implica el transporte. En el uso de estas tierras para la vivienda, y no el agro, está la base del desplazamiento campesino a zonas marginales. Ello sin contar los costes ambientales: guaduales cortados, ceibas derrumbadas o monstruos de ladrillo sobre las fuentes hídricas.

La dinámica de la construcción sigue, pero sin muchos controles o sentido de lo público. Como está planteada, se trata de una economía que beneficia a unos pocos a costa del medio ambiente y de otros tipos de economía capaces de sostener a mayor cantidad de personas. Si la tendencia continúa, tendremos en La Vega muchas casas (desvalorizadas), pero poco para sobrevivir.  

Comentarios

  1. El escritor y denunciante social Barbosa magistralmente refleja lo que viene pasando con cada pueblo colombiano detentado por los capitalistas y urbaniza dores que solo ven el lucro y el dinero fácil a costillas de la in fertilidad de la tierra y el desplazamiento inmisericorde de nuestro pueblo cada vez mas empobrecido y acorralado por el consumismo aplastante

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