Política y politiquería. Por: Nancy de la Hoz. (San Francisco-Cundinamarca).
Existen varias nociones de POLÍTICA, a mí me dice mucho la que la define mejor como lo POLÍTICO, que son acciones sociales que vinculan las personas en la búsqueda de satisfacer necesidades éticas y culturales para vivir humanamente. Por ello la POLÍTICA es un rasgo de la vida humana y crece en un escenario que permite la autodeterminación y autorealización de lo colectivo.
En lo colectivo, encontramos sentido a las
ilusiones, vida, entendemos los acontecimientos históricos, tomamos posiciones,
confrontamos, podemos llegar a posicionarnos estratégicamente, reconocemos la
conflictividad social, todo ello para poder dar las luchas por las
transformaciones que creamos necesarias para ese vivir humanamente.
Las luchas pasan por vencer resistencias, a las
ideas nuevas, ya que en lo individual y colectivo existe una sumisión a la
tradición y al poder “modelo gobernante”, que es el poder de quien esta
satisfecho con las cosas como están y no quieren pasar por el trabajo y dolor
de pensar y repensar.
Buscar las causas de nuestra situación y de la
miseria sin entender la POLÍTICA, es un error estratégico que nos lleva a ver
las consecuencias de la miseria y pobreza, deterioro del medio ambiente, desigualdad
e injusticia, como fenómenos o errores individuales o grupales o técnicos
desconectados. Así, por ejemplo, nos sensibilizamos frente a los efectos de la
explotación sobre las personas, pero no al fenómeno de la explotación en sí.
Creo que por eso eludir la POLÍTICA renunciando a entender, pensar y
enmarcarnos en la historia, es renunciar a la vida colorida de la protesta
social, que son paros, marchas, coaliciones, entendimientos entre facciones
populares, debates, diálogos populares, que son los que concretan los espacios
de poder que reclamaría la izquierda.
La política en minúsculas o politiquería busca
las causas en lo ocasional, lo coyuntural, por ejemplo, las posiciones
economicistas que buscan las causas de la pobreza en la inflación y ya, o en la
voluntad de alguien o algo; o el espontaneísmo, así como en las teorías
conspirativas sacando conclusiones como la gente es pobre porque no sabe
invertir y se sale de la pobreza con emprendimientos o que si alguien muere
violentamente es porque dio papaya.
La politiquería suele ser una postura rígida,
que considera que lo que existe como institucionalidad es algo así como un fetiche
de donde emana poder y que solo hay que reunir votos incautos para
introducirse ahí. En este caso se reverencia a un líder- dios, se espera un
mesías que no debe nacer, lo cual significa la destrucción de las iniciativas
colectivas; lo que no debería nacer en este contexto serían las iniciativas
colectivas, para ello es necesaria la violencia, la discriminación y en su
versión perversa: la militarización y paramilitarización de la vida civil
promoviendo formas de “entender” a través de mandatos máximas o normas como
“mano firme para detener la delincuencia, córtales las manos a los rateros para
salvar a los buenos ciudadanos”.
La politiquería es hostil al paso del tiempo,
al contacto con la realidad y es incapaz de aprender de la experiencia. Tampoco
requiere de pensamiento, responsabilidad o solidaridad. Su funcionamiento es
omnipotente y termina en adhesiones carismáticas.
Hagamos POLÍTICA, conteniendo y dándole límites
a las acciones de la politiquería, desentrañando las acciones no pensadas de
esta, aunque sí planeadas y con una lógica interna, que generalmente es la de
sembrar miedo como en el ejemplo de cortar las manos a la delincuencia, regirse
por creencias de que los males que nos aquejan socialmente vienen de la
corrupción, por ejemplo, de errores partidarios crisis de valores etc. La
creencia destruye el pensar.
El verdadero poder de la POLÍTICA deviene del
pensar reflexivo, el trabajo, la confrontación que devela y desata la crítica,
pero sobre todo a una fuerza activa del pueblo oprimido en sus diferentes
formas dependiendo de si somos mujeres, minorías o estamos agobiados por el
desempleo, el despojo, la instrumentalización, la racialización o la violencia
sociopolítica. La inacción POLÍTICA no deviene de nuestra voluntad o nuestros
defectos principalmente, sino de aquello intangible que nos cosifica,
mercantiliza, nos hace ver que es una virtud proclamarse apolítico y claro está
de algo concreto y objetivo como la violencia y represión de las luchas
sociales.
No hay que renunciar a lo institucional, y a la lucha consciente por el voto, pero no debemos reducir lo POLÍTICO solo a esto, que borra lo realmente importante, como lo es construir nuevas formas de POLITÍCA democracia y sociedad. Reconozcamos que el momento histórico permitiría abrir una ventana para vernos mejor y dirigirnos a cuestiones primarias como definir nuestro proyecto de sociedad.
BIBLIOGRAFÍA:
-Sergio de Zubiria Samper: Profesor
Departamento de Filosofía Universidad de los Andes 2018. Revista Líneas de
Fuga.
-Yebrail Ramirez: Filosofo Grupo de Estudio
“Espectros”. 2018
- Lia Pinister de Cortiñas. Psicoanalista. Sobre
el Crecimiento Mental. 2011.
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