Disquisiciones de un panicado por la pandemia Covid 19 en el Arrayán Bajo de San Francisco, Cundinamarca. Por: José Uriel Leal Zabala. (San Francisco-Cundinamarca)


En un monólogo en voz alta, y que escuché sin querer queriendo, de un sujeto (léase oprimido) que no había experimentado un encuentro con su Yoidad y que gracias a un “toque de queda” para detener a un “coronafraude” que los  tres malignos dueños del planeta desataron para replantear su hegemonía sobre la masa planetaria embrutecida, lo obligó a guardar cuarentena a solas, a escondidas y en silencio (esto último por falta de internet) en su cuartito de penurias y a verse cara a cara con su mismidad en inquietantes auto-reflexiones, que bien podría pasarle a cualquiera de nosotros como secuencia lógica-fáctica de un confinamiento a la brava y a mansalva que nos obligaría( por la largura de su tiempo y la escasez de recurso de sobrevivencia física y metafísica) a desatar unas largas y profundas meditaciones sobre la pinche vida que vivimos o que nos hacen vivir sin siquiera sospecharlo.

Decía así:

“…desde que empezaron los prepagos lorocutores tremendistas con su guerra mediática a ver quién sembraba más pánico, ansiedad y angustia con la aniquilación inminente de nuestras vidas por culpa de un “coronafraude” sembrado en suelo de “ojirayados” yo no había intervenido ni poco ni mucho en mi propia vida o existencia terrena. Mi vida, los hechos y experiencias de mi vida, en el contexto real de los acontecimientos se había hecho sin mí, sin mi intervención consciente; eso me tiene perplejo, anonadado, inquieto, podría decir que yo los habría sufrido, observado y hasta presenciados, pero de ninguna manera causado. Entonces ¿Quién, pues o qué o cuál era la causa de esa vida que, siendo la mía, no era mía? Me asiste la sospecha que aquí hay gato encerrado, pues, por un lado, mi vida me pertenece y lo compruebo por el contenido real histórico de mi ser en este espacio-tiempo, pero, por otro lado, esa vida me es ajena, no me pertenece, no es, toda vez que su contenido y su desenvolvimiento viene en cada momento y circunstancia, por trivial que sea, producido y causado por algo o alguien ajeno a mi voluntad…”
 

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