Cundinamarca: tierra de ensueño, (parte I). Por: Julio César Guasca. (Soacha-Cundinamarca)


Etimológicamente la palabra Cundinamarca hace alusión a la tierra de los cóndores, sin embargo no se sabe con precisión cuál es el origen del nombre del departamento; es probable que sea un quechuismo o quizás un muisquismo, pero en todo caso no hay duda de que los cóndores desde tiempos inmemorables surcaban los cielos de manera imponente, especialmente en las zonas de alta montaña, cuyas cumbres terminan en extensos mantos verdes y dorados: los páramos.   

Nuestra tierra es una palestra ecológica de innumerables riquezas, las cuales no podría describir en un texto tan corto, por tal razón este será el primero de algunos que dedicaré a la geografía cundinamarquesa, cuyo propósito será propiciar una mirada sobre las potencialidades de nuestra biodiversidad departamental. Recorrer Cundinamarca es reconocer una parte de la extensa geografía andina que se localiza en el centro de nuestro país, por ello, esta reflexión también es el producto de una experiencia acumulada por años en la cual he tenido la oportunidad de andar por algunas provincias y poblaciones.

Retornando a los páramos, se puede asegurar que esta tierra fue privilegiada por los procesos ecológicos y geológicos que desde hace miles de años han tenido lugar en Colombia, fenómenos que han dado la posibilidad para que estos nichos de vida existieran. Los páramos son ecosistemas de un valor inconmensurable y sólo se encuentran en otros cinco países del continente. En este sentido, son cuatro los páramos que majestuosamente engalanan las cumbres andinas cundinamarquesas y que proveen agua a varias poblaciones, e incluso a otros departamentos vecinos, estos páramos son: Sumapaz (el más grande del mundo), Cruz Verde, Chingaza y Guacheneque (donde nace el río Bogotá).

Caminar a través de estos nichos ecosistémicos, es transitar por los senderos de la historia geológica del país. Así mismo, con cada paso que se da, el cuerpo y el pensamiento se revisten de un aura mística que solo ciertos lugares sagrados pueden conceder. Es lindo encontrase con los musgos que lentamente gotean, filtrando el agua que a su vez va formando pequeños hilos y escorrentías. El frailejón, planta emblemática paramuna, se resiste a morir y por lo tanto va mudando sus hojas, dejando las marchitas en la base y las nuevas que se sobreponen hasta llegar a alturas de 3, 4 o 5 metros. Según los expertos, los frailejones crecen de 1 a 2 centímetros por año, es decir, un coloso de 3 a 5 metros podría haber visto a los ejércitos libertadores desfilando pesarosamente por las crestas y los filos.

La fauna tímida también hace presencia en estos ecosistemas; el oso andino, el aguilucho, el venado, entre muchos otros más de forma silenciosa habitan los páramos. Lastimosamente, las distintas poblaciones de animales han disminuido en número por efecto de las nocivas actividades humanas que impactan los páramos; ganadería, agricultura extensiva y crecimiento de las ciudades que generan una fuerte presión sobre los ecosistemas para exprimir el agua que producen. Otra de las cosas que me llama la atención de los páramos es ver la huella indeleble que han dejado las glaciaciones, cuyos hielos dejaron cortes perfectos como si se tratara de rebanadas que se le hacen a un pastel, estas paredes se llaman morrenas, las cuales dan cuenta de los inmensos bloques de hielo que dominaban por aquellos tiempos.

Los páramos cundinamarqueses son un gran tesoro que la geografía andina nos proporcionó, de ellos vive el campesino de vestido con su ruana y de mejillas rojas, quien sale todos los días muy temprano a labrar la tierra para sacar papa y para ordeñar las vacas. De los páramos viven los habitantes de las ciudades que a diario abren el grifo de forma indiscriminada sin preguntarse de donde viene el agua. De los páramos vienen los ríos que al pasar por los diversos pueblos van tomando un tono oscuro porque hemos considerado que las cuencas también son extensas letrinas. En suma, los páramos que existen en nuestra diversa Cundinamarca son la génesis de las múltiples formas de vida que en esta bella tierra coexisten, pero con una gravísima amenaza que nosotros los seres humanos hemos iniciado.

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