(Reseña). Anocheció de Golpe. Colombia entre la fiesta y la ilusión, 1953-1954. Por: Eric Barbosa. (La Vega-Cundinamarca)

 



El 13 de junio de 1953 fue una fecha atípica en la historia colombiana, pues en menos de 24 horas hubo tres presidentes. Ese día amaneció gobernando Roberto Urdaneta Arbeláez, quién había tomado el cargo desde 1951 cuando el mandatario titular, Laureano Gómez, se retiró del poder acusando desfavorables condiciones en su salud. Sin embargo, cerca las 10 de la mañana, el propio Gómez se acercó al palacio presidencial para exigirle a su designado la destitución del comandante general de las Fuerzas Armadas, el Teniente General Gustavo Rojas Pinilla, pues tenía información de que el ejército colombiano había torturado al empresario antioqueño, Felipe Echavarría, y, por ello, debían caer los responsables. Ante la negativa de Urdaneta para cumplir las órdenes, Laureano Gómez reasumió el poder, destituyó a Rojas y salió de la presidencia con rumbo desconocido.

Ese 13 de junio fue un sábado y Rojas Pinilla se encontraba en su finca en Melgar. El general sabía que el ambiente político estaba enrarecido y que no era de los afectos de Gómez, por eso dejó todo dispuesto por si alguna eventualidad ocurría… y ocurrió. Así, ante la información de su destitución, viajó de inmediato para Bogotá en un avión que había preparado, y en horas de la tarde llegó al Palacio presidencial. Se entrevistó con Urdaneta y le pidió -sin éxito- que reasumiera el mandato, pues Laureano no aparecía por ningún lado. De esta manera transcurrieron las horas, pero no se tenía claro quién gobernaba el país. Por fin, a las 10 de la noche, y ante la vacancia presidencial, Gustavo Rojas Pinilla decidió asumir la presidencia de la República y lo comunicó a la ciudadanía por los micrófonos de la Radiodifusora Nacional en la madrugada del domingo 14 de junio. Fue así como anocheció de Golpe.

A setenta años de esos acontecimientos, el profesor del Departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia, César Augusto Ayala Diago, presenta al público una obra de gran relevancia para comprender por qué sucedió lo que sucedió el 13 de junio aquel. Anocheció de Golpe es un libro que no solo narra lo ocurrido en ese episodio, también profundiza en las explicaciones sobre el ambiente popular que se vivía en la época y cómo fue posible que un gobierno, alcanzado por las vías de hecho, lograra construir su legitimidad y respaldo social. Pues bien, no solo fue atípico que en un mismo día hubiera tres presidentes, también lo fue que un golpe de Estado ocasionara toda una fiesta nacional en la que participaron casi todos los sectores de la sociedad colombiana.

Anocheció de Golpe inicia con la reconstrucción de la época posterior al Bogotazo del 09 de abril de 1948. El profesor Ayala presenta un país atormentado y que se comunicaba a través del pesimismo, la melancolía, el miedo y el asco. No era para menos, pues entre 1948 y 1953 habían ocurrido unas 140.000 muertes por razonas políticas y Colombia se desangraba entre la persecución, la exclusión y la pobreza. La mayor parte de responsabilidad la tuvo el gobierno conservador de Ospina Pérez (1946-1950) que, desde la declaratoria del Estado de Sitio el 09 de noviembre de 1949, intensificó sus medidas de represión y muerte para desmontar los logros de los gobiernos liberales de 1930 a 1946. Así, nos encontramos ante un panorama en el que imperaban la censura, los toques de queda, los encarcelamientos injustos y un largo etcétera. Era como una sociedad condenada al silencio.

Sin embargo, como nos lo muestra el profesor Ayala, en esas circunstancias las Fuerzas Armadas crecieron en su prestigio; de hecho, ni antes ni después pudieron contar con la misma admiración que despertaron entonces. El fenómeno fue comprensible, en un momento en el que la prensa no pudo informar sobre las violencias y las discusiones del bipartidismo, los focos se centraron en las dos instituciones más tradicionales y transversales para la mayoría de los colombianos: el ejército y la Iglesia católica. Los curas y los soldados aparecieron en las portadas de las revistas como si fueran estrellas de cine. Al propio Rojas se le fabricó como el representante de la modernización cristina. Él era el gurú de la aviación, de las comunicaciones y de la tecnología mientras una guerra civil no declarada se manifestaba en los pueblos y campos.

La llegada de Rojas Pinilla fue un descanso para la sociedad colombiana; un respiro, si se quiere, ante tanta opresión. Fue una tercera vía para calmar las aguas de las disputas políticas entre los civiles. Se empezó a hablar entonces de salvación nacional, de esperanza, de una segunda Independencia. Además, todo daba para que se reconociera el carácter mesiánico de su arribo al poder. El 14 de junio fue un domingo de resurrección y las masas se arremolinaron en el Palacio de Nariño para celebrar la salvación. El nuevo presidente hablaba y hablaba y en sus discursos no podía omitir los vocablos religiosos. La Iglesia católica, que reconoció y legitimó el arribo de Rojas al poder casi de inmediato, fue el primer referente ideológico para justificar sus acciones. Desde entonces, en sus manifestaciones contó con la presencia de sacerdotes y no concibió la administración pública sin la curia. En todo caso, por fin la sociedad colombiana se pudo expresar y reencontrarse en las calles.

La ilusión y el goce se hicieron presentes. En Anocheció de Golpe se muestra cómo la presidencia se llenó de cartas y mensajes provenientes desde distintos sectores y lugares del país. Emergió una sociedad sin distingos políticos y relativamente organizada en cuerpos: sindicatos, maestros, asociaciones industriales, comerciantes, deportistas, mujeres y otros le escribieron al presidente o a su esposa. Les pidieron cosas, solicitaron ayuda, felicitaron y agradecieron a la divina providencia por el advenimiento nuevo gobierno. Incluso, las corrientes intelectuales que estaban marginalizadas e incomodas con las élites de los partidos tradicionales, también se manifestaron y disputaron el papel de llenar de contenido ideológico al Gobierno. El Movimiento Socialista Colombiano, el Movimiento Nacionalista Cristiano Bolivariano, el Socialismo cristiano y la Democracia orgánica irrumpieron como formas sofisticadas de entender la sociedad y demostraron que había más opciones distintas al liberalismo y conservatismo. Estos movimientos políticos recogieron el hartazgo social que hubo por las peleas del bipartidismo.

El profesor Ayala nos indica que el gobierno de Rojas no solo fue un mandato tutelado por los civiles y que luego se intentó desprender cuando se dejó atraer por la ilusión del poder. Los militares estaban en trance de sofisticación ideológica y les prestaron atención a diversas corrientes para consolidarse en la administración del Estado. Había un respaldo popular que animaba para que la vía militar fuera una opción real ante el bipartidismo y muchos de los remitentes hablaron del binomio pueblo-fuerzas armadas. Las cartas de la gente produjeron ideas e impulsó, entre otras cosas, la consolidación de la Dirección de Información y Propaganda del Estado (DIPE) para centralizar, sistematizar y generar la información del régimen, al tiempo que se coordinó el alborozo popular para legitimidad del mandatario.

El libro cierra con el primer aniversario del Golpe de Estado, una fecha que se intentó imponer como si fuera una nueva efeméride de la historia patria. No obstante, aunque la algarabía popular no se había deteriorado, la celebración se empañó por el asesinato de los estudiantes de la Universidad Nacional los días 8 y 9 de junio de 1954 a manos del ejército. Aunque la fiesta no se canceló del todo, sí fue el arribo de otra ilusión perdida para una sociedad colombiana cansada de la guerra. Allí comenzaría otra etapa del gobierno de Rojas que culminaría con su caída en mayo de 1957; pero eso está fuera de los alcances de Anocheció de Golpe, que es una historia de cuando la gente en Colombia tuvo esperanzas. 

(Para leer otra reseña de mi autoría sobre Anocheció de Golpe, pero desde otro enfoque de análisis, consultar: https://periodico.unal.edu.co/articulos/la-llegada-de-gustavo-rojas-pinilla-al-poder-no-fue-algo-tan-fortuito )  

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