Cincuenta y ocho domingos: el primer año de Hilos de Fique. Por: Nicolás Castro. (Chía-Cundinamarca)
El aniversario de Hilos de Fique es una fiesta de la
libertad del pensamiento. Ese que se concreta y acontece mejor en la escritura.
Siento un enorme agradecimiento de haber podido, hasta ahora, contribuir al
desarrollo de lo que ha sido este proyecto, celebrar un año del semanario es
una fiesta doble para mí, que he podido disponer de sus espacios para publicar
mi trabajo. Hilos de Fique ha sido, ante todo, un espacio que le ha concedido
libertad a sus columnistas, ensayistas y escritores de historias y de otras
formas del pensamiento escrito. Hilos ha sido una publicación constante,
divergente, con miradas críticas y propuestas fértiles a la imaginación, a lo
largo de un año plagado de desafíos cotidianos, el tipo de desafíos que tienden
a absorbernos hasta el extremo del no-pensamiento, del automatismo, de la
ausencia. En Hilos de Fique hemos podido contrarrestar este efecto del
capitalismo, que no tiene piedad con la base de trabajadores que le dan vida y
los abruma con esa pesadumbre interminable de la supervivencia y sus
vicisitudes. Aquí, en este mismo espacio, ha sido posible indagar en las
grietas de ese sistema económico indolente, acaparador e hiperacelerado; hemos
subvertido el orden de ese flujo incesante de estímulos visuales envenenados,
de anzuelos ideológicos y de deseos prestados, para proyectar nuestros propios
sueños, anhelos y voluntades en la búsqueda de nuestra propia mirada, de
nuestra propia comprensión de lo que es nuestro mundo, para participar de su
construcción convencidos de que nuestros espíritus tienen la fuerza para
hacerse oír. ¡Qué viva la libertad de pensamiento, y qué vivan los Hilos de
Fique! Y qué ojalá vengan a acompañarnos más voces, pues la libertad que se
proclama aquí es verdadera.
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