Un año de Hilos de Fique. Por: Eric Barbosa. (La Vega-Cundinamarca)

 


Hoy los Hilos de Fique están de cumpleaños. Cómo pasa el tiempo. Hace un año un grupo de ciudadanos nos reunimos a propósito de las esperanzas que produjo la victoria de la Colombia Humana. La idea inicial fue que este semanario permitiera consolidar el partido político a nivel de la región del Gualivá teniendo en la mira las elecciones locales de 2023. Pero queríamos hacer algo diferente, más allá de las dinámicas electorales. Buscábamos que, gracias a las letras, se pudiera conformar una identidad regional distinta a la promovida desde Bogotá. Sentíamos que, de alguna manera, la capital ocultaba la valiosa diversidad de los pueblos cundinamarqueses. Por eso pretendimos forjar acciones políticas, pero desde unos sentimientos más profundos; desde la conciencia de tener méritos y necesidades distintas a las de la tierra fría. Además, sabíamos que en los poblados de Cundinamarca se escondían grandes talentos, personas muy valiosas que tenían mucho que contar, pero que no sabíamos dónde estaban. Y es que el peso sociopolítico que tiene el centralismo capitalino ha conllevado a que en las regiones ni siquiera nos conozcamos. Había entonces la necesidad de mirarnos y reconocernos a nosotros mismos como parte de una comunidad. Así nacieron los Hilos.

Pasado el tiempo, siento que fallamos en la faceta política del semanario. En ello incidieron varios factores, pero, en general, me parece que fue bastante complicado incentivar nuevas maneras de entender la política en un departamento tan cooptado por los clientelismos. De hecho, la Colombia Humana en sí misma se llenó de viejas y mañosas prácticas políticas que impidieron la consolidación de nuevos liderazgos. La experiencia en las tácticas ramplonas se impuso sobre la ingenuidad de quienes tenían propósitos justos para la comunidad. El resultado se manifestó en el enorme fracaso que tuvo el partido en la región durante las elecciones locales de octubre. La Colombia Humana no se podía permitir caer en la vieja politiquería y eso fue justamente lo que pasó. Un partido que significaba las esperanzas de cambio, pero manejado por personas formadas en la política de las trampas, estaba destinado a fallar. Y falló. En La Vega ni siquiera se pudo organizar una lista para el Concejo.

Sin embargo, a Hilos de Fique le ha ido mejor en la cuestión de conectar a la gente, formar identidades y descubrir los talentos que se piensan su sociedad. Para este semanario ha sido un honor contar con las huellas y palabras de personas que escriben desde distintas localidades del país. Por ejemplo, este blog ha podido existir durante doce meses gracias a los maravillosos e inquietantes cuentos de Nicolás Castro de Chía. Las punzantes y sugerentes reflexiones de Álvaro Enciso de Nocaima también le han impreso grandes soplos de vitalidad al semanario. Ni qué decir de los aportes que desde las Ciencias Sociales nos ha entregado el profesor Julio César Guasca de Soacha, o Suacha, como él mismo ha argumentado que es mejor decir.

Y así se puede seguir. A los Hilos de Fique los han alimentado las bellas letras del profesor César Ayala de la Universidad Nacional de Colombia, quién desde las aulas universitarias nos ha facilitado sus escritos desinteresadamente y en varias ocasiones ha animado para que el semanario siga existiendo. Por su parte, el filósofo Manuel Amaya de La Vega nos ha sorprendido con entrañables narraciones que nos han recordado lo que significa ser pueblerinos, incluso cuando estamos en Bogotá; eso ha contribuido para que los Hilos siempre tengan presente su identidad regional. Y si de filosofía se trata, las fibras que componen al Fique se han sacudido con las novedosas cavilaciones de Uriel Leal de San Francisco, quién siempre ha tenido algo insospechado que decir. Lo mismo que Carolina Gavilán, Marco Aurelio Zuluaga, Iván Barbosa o Amílcar Bernal quienes desde la entrevista, el análisis político o la poesía han señalado con agudeza algunos problemas transversales a los seres humanos y su relación con la sociedad y la naturaleza. Gracias a ellos y a muchas otras personas que han escrito en varias ocasiones -pero que ya me extendería demasiado en mencionar- es que Hilos de Fique ha podido ser lo que es y ha podido existir lo que ha existido. Me parece que haber encontrado a esos autores e impulsar la escritura es uno de los mayores logros que hemos tenido, más en una sociedad que tiende a la dispersión y que día a día es más ágrafa.

Ah bueno, se me olvidaba, también estoy yo, Eric Barbosa de La Vega. Es que es odioso escribir sobre uno mismo. Pero más allá de la modestia, que algunos pensarán que es falsa, sobre Hilos de Fique puedo decir que lo he llevado con mucho cariño y es un proyecto muy importante para mí. Este semanario ha significado conocer magníficas personas por sus letras y pensamientos. Pero también simboliza muchas cosas más. Este blog me permitió tener un sentido de vida cuando en varias ocasiones la vi cruda. En las etapas en que estuve sin empleo, Hilos me permitió mantenerme en mis cabales, recobrar energías y centrarme en temas diversos que, al menos desde mi perspectiva, merecían pensarse. Además, también me ha sido un lugar de desahogo, pues he podido expresar lo que he querido expresar y que en otros espacios no es posible decir con la misma libertad. Aquí he esclarecido muchas ideas que me han ayudado a crecer como historiador. Aquí he probado nuevos caminos y he experimentado con el cuento, la crónica, la reseña, la reflexión política, la historia local ligada al presente y otros tantos géneros. Aquí he podido ser un mejor ciudadano y por eso estoy tan agradecido con este proyecto, los lectores y los demás autores que lo han hecho sobrevivir.

Si soy sincero, en la actualidad no estoy seguro por cuánto tiempo podré sostener esta iniciativa. Me encuentro inmerso en nuevas dinámicas que a veces me restan el tiempo para escribir. Además, hay ocasiones en que no llega ni un artículo para publicar. Menos mal ha estado Nicolás Castro impulsando con gran compromiso cada semana la cosa, en muy buena proporción hemos llegado hasta este punto gracias a él. En todo caso, a Hilos lo llevo en mi corazón y seguiré animándolo hasta donde más pueda. No importa que su objetivo inicial ligado a la política haya fenecido. Antes mejor para que tenga más apertura. Lo importante es que nos dimos cuenta que podemos hacer cosas interesantes desde Cundinamarca y por eso vale la pena luchar.

Ojalá los Hilos de Fique se puedan fortalecer en el futuro. Solo me resta invitarlos a que sigan escribiendo sobre lo que les de la gana y continúen leyendo por aquí los aportes que nos hace tanta gente inteligente de Cundinamarca y otros sitios.

 Feliz cumpleaños, Hilos.

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