El poeta. Por: Nicolás Castro. (Chía-Cundinamarca)
Zurcidas a las tejas de barro
con alfileres de plata;
trampas para las palabras
de los extranjeros.
Los cazas sin tocarlos y
les robas la lengua.
Sobre las callejuelas amadas
por tu rapaz corazón
has tejido una tolda de
conversaciones y dialectos
que llueven sobre las piedras
la historia de los viajeros.
Tienes en tu mente una rueca
que gira mientras deshilachas
la sabiduría apretada y consistente
de los desconocidos espíritus.
Creas nuevas lenguas y conversas
con los abuelos numerosos
de los rostros que nunca viste
y los embriagas hablándoles
de tus poderosos sonidos.
Los alegras con la alborada
que destella entre tus dientes
y detrás de tus ojos.
Hay en tu interior, siempre,
un nuevo amanecer;
has bebido de la lluvia
cuyas gotas son recuerdos y
conoces los caminos enrevesados
de las infinitas voces.
Has entrado
en el espíritu
de todos los espíritus.
Sabes irte y conoces
el camino de regreso.
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