Promesas rotas. Por: Nicolás Castro. (Bogotá-Distrito capital)



Los alegres adolescentes groseros
dando patadas gritan injurias
y se elevan lanzados al aire
por el alboroto de sus carcajadas;
vuelan y se persiguen
para precipitarse entusiasmadamente
sobre sus cuerpos.

El estertor de una mortuoria envidia
crepita dentro de mis costillas
vibrando violentamente
hasta quebrantar con su furia
todos mis huesos.
Qué hermoso sería estar limpio
para volverme a ensuciar.
Qué livianos eran los días libres
sin culpas apuntadas bajo el pellejo
ni remordimientos anidando
entre las muelas.

Invulnerable demencia
dibujas heridas y amputaciones
en un cuerpo que todavía no existe
en un futuro que todavía estaba
por venir;
ahora tu hechizo
se deleita con
el dibujo terrible que
fue la euforia egoísta
y la soberbia indolente
y todos los placeres de la maldad.

Cuanto más rememoro y me hago
señor de mis recuerdos
más esclavo me vuelvo
de mis antiguos deseos
y persevero
en la locura y sus
desdoblamientos certeros.
Ya no hay alternativa
a vestirme con las ropas raídas
del inclemente olvido;
no arrastrar nada
tirarlo todo
andar desnudo
bajo la lluvia helada
escarchado y con las tripas
ateridas
de tristeza y hastío.



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